Hoy en día, debido al ritmo de vida que llevamos, gran parte de la población sufre de ansiedad. La mayoría de las personas no han tenido una educación emocional en la que les hayan enseñado a manejar sus emociones. Por lo que al no haber entrenado esa capacidad de gestionar nuestras emociones, cuando somos adultos y nos tenemos que enfrentar a conflictos cotidianos, nos surge el miedo.
Básicamente el miedo es la emoción que nos afecta más. Es la emoción que nos hace tener una respuesta física en nuestro cuerpo.
El ataque de ansiedad es un mecanismo de defensa de nuestro cuerpo para soltar toda esa energía acumulada en forma de emociones que no hemos podido canalizar. Son preavisos que nos da nuestra mente para decirnos que algo no va bien.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta ante un ataque de ansiedad es que pasa. Tiene un tiempo de duración y se termina. Es importante reconocer que estamos sufriendo de ansiedad y no confundirlo con cualquier otra patología que nos asuste más y agravar nuestro estado de ansiedad. La parte de reconocimiento no es fácil, porque el que ha sufrido de ataques de pánico, la sensación de taquicardia o falta de aire es tan real que parece que estamos sufriendo otro tipo de ataque.
Es importante que tomes tu tiempo para conocer el origen de la ansiedad. Pregúntate a qué tienes miedo, qué es lo que te da miedo enfrentarte, qué te preocupa. Si no puedes dar respuesta a estas preguntas por ti mismo, puedes acudir a hacer terapia emocional y recurrir a la ayuda profesional.
Una vez reconocido el origen hay que aprender a manejar esas emociones. Deberás reconocerlas y soltarlas. Intentar ponerle solución en la medida de lo posible, o si no es posible, aceptarlo y vivir de la mejor manera posible.
Es bueno que practiques técnicas de relajación a diario y no sólo cuando sientas que estás inquiet@
Conéctate con las personas que quieres. Somos seres sociales y necesitamos el contacto y el cariño de los demás. Eso te hará sentir más protejid@ y respaldado. Comparte con ellos tanto tus preocupaciones como tus momentos felices o graciosos, no te quedes sólo en lo negativo. Ocúpate también de lo bueno que tienes en tu vida, tu familia, trabajo, hobbies, aquello que te haga sonreir.

¿Qué hacer ante una crisis?
- Lo primero que tenemos que hacer es sentir la crisis. No tengas reacciones más allá de la ansiedad, como comer, gritar o fumar más de lo que fumes habitualmente. Tenemos que darnos el permiso de escuchar a nuestro cuerpo y ver de qué manera podemos ayudarle. Recuerda que tu cuerpo es tu templo.
- Concéntrate en tu cuerpo. Siente tu respiración, escucha los latidos del corazón. Siéntelo.
- Haz respiraciones diafragmáticas. Inspira cogiendo el máximo de aire posible, hasta el abdomen. Aguanta la respiración durante tres segundos y expira hasta quedarte sin aire, vacía completamente tus pulmones de aire.
- Previamente ya has definido aquello que te está preocupando o tienes miedo. A la vez que te concentras en tu respiración imagina como quieres que termine esa situación, imagina cómo lo resuelves.
En estos días de confinamiento es difícil controlar nuestras emociones ya que nos hemos visto expuestos a una situación límite. Por ello, más que nunca debemos aprender a soltar todo aquello que sentimos, comunicarlo y expresarlo. Todo aquello que se quede dentro de nuestro cuerpo, dolerá. La consecuencia, es que si vamos acumulando mucho dolor, puede llegar a una enfermedad, bien física o bien emocional.
ÁguedaTorres
Coach Emocional